29 de diciembre de 2008

Así “comisión FUNA” da por termino a su accionar de denuncia pùblica este 2008

Funan a ex Oficial de Carabineros involucrado en caso “calle conferencia”

OPAL- Por su participación en torturas, asesinatos de prisioneros y ocultamiento de cadáveres, entre otras horrendas actividades cometidas por aparatos represivos del régimen militar de Pinochet, en el denominado caso “calle conferencia”.
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La comisión FUNA, organización que hace denuncia publica de las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Chile, se dio cita éste sábado 27 de Diciembre, en la comuna de San Joaquín, para visitar y funar a Héctor Valdebenito Araya, ex sub. Oficial de Carabineros e integrante de la Brigada de exterminio “LAUTARO” y colaborador de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional DINA, en el comando “Delfín”, especialmente creado para la eliminación de la cúpula del Partido Comunista de Chile (PC) en 1976.

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En la acción participaron más de 70 personas, que portando lienzos, pancartas, megáfonos y volantes informativos, llegaron hasta la estación de Metro Pedrero, ubicada en el paradero 12 de la Avenida Vicuña Mackenna, para luego marchar en dirección al departamento de calle Estadio #5912, en que el ex agente de la DINA y su familia habitan.

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Investigaciones llevadas por el juez Montiglio en el llamado "caso de la calle Conferencia" han dejado en evidencia, la participación de Valdebenito, no sólo en las torturas y asesinatos de los prisioneros, que eran enviados a un Cuartel clandestino, en la calle Simón Bolívar. Si no también, en el ocultamiento de los cadáveres de sus víctimas, en una cueva de la Cuesta Barriga., rociándolos con cal. y en aquellos casos en que los cuerpos atados a rieles, fueron lanzados al mar, utilizando para ello los helicópteros del Ejército.

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Entre las víctimas de esta Brigada de exterminio figuran Reinalda Pereira Plaza, quien se encontraba embarazada al momento de su detención, el Profeso Fernando Ortiz, Waldo Pizarro, Mario Zamorano, Fernando Navarro, Jorge Muñoz, Bernardo Araya, María Oiga Flores, Uldarico Donaire, Elisa Escobar, Jaime Donato, Lenin Díaz Silva y Marta Ugarte, cuyo cuerpo, a pesar de haber sido lanzado al mar atado a un riel, salió a flote, siendo el testimonio más evidente de los procedimientos utilizados por la Dictadura, en la eliminación de sus opositores. También se encuentra entre los asesinados en este cuartel, el Secretario General del PC Víctor Díaz López.

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Otra práctica vergonzosa y aberrante aplicada en este cuartel por los agentes de la represión, consistía en quemar rostros, cicatrices y huellas dactilares de los cuerpos, utilizando un soplete a parafina .De este modo, en forma bestial y cobarde, pretendían asegurar la impunidad total de sus crímenes.


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Con un asesino como vecino…

… El barrio ya no es el mismo.

Como ya es costumbre en este tipo de actividad de denuncia, los participantes de la organización convocante y los asistentes, marcharon pegando mini afiches y repartiendo volantes informativos, con los antecedentes y la información personalizada del sujeto en cuestión. Luego se localizaron en el frontis del inmueble que habita e hicieron lectura del prontuario, para la sorpresa de los vecinos y transeúntes.
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Diversas fueron las reacciones de quienes viven en las inmediaciones y gente que pasaba por el lugar. Una vecina, con su pequeña hija en brazos, no se muestra sorprendida con la actividad, “pues ese era un hecho que se sabia”. Como “un buen vecino”, no dudó en calificar al ex agente, una señora que regresaba de compras. “Nosotros no podemos hacer nada, pero de ahora en adelante no podremos estar tranquilos, ni libres, vamos a estar con miedo. Con un asesino como vecino, el barrio no será el mismo”, se mostraba resignada una joven mujer, que ingresaba junto a su familia, al condominio que comparten con Baldebenito

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Entre gritos y testimonios de victimas que sufrieron el accionar del agente, los protagonistas del mitin se retiraron del lugar, dejando una estela de murmullos en el ambiente y rostros pasmados por la visita. El “vecino” con el cual conviven por más de 30 años, no lo conocen tanto como dicen. Por años se mantuvo en el anonimato y hoy sale a la luz pública, con lo peor de su imagen.

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La brigada más cruel de la DINA

Brigada “Lautaro” de la DINA

La existencia de esta unidad de exterminio, que operaba en un cuartel de La Reina, fue un secreto bien guardado por casi 34 años y que develó la investigación del juez Víctor Montiglio. Dueños de una brutalidad inusitada, fueron los agentes encargados de asesinar a la dirección clandestina del PC en 1976.
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La Brigada Lautaro y el Grupo Delfín, las unidades de la DINA que operaron en el Cuartel Simón Bolívar 8630 comuna de La Reina, resultaron ser también una caja negra que servía para financiar las operaciones de la organización criminal.
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La brigada Lautaro de la DINA era la unidad de exterminio montada por Manuel Contreras, dirigida por el Mayor de ejercito Juan Morales Salgado y comandada por el extinto dictador Augusto Pinochet.
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La brigada funcionaba con un contingente de más de 70 miembros, de los cuales sus miembros operativos ejecutaban la recopilación de información, detenciones, interrogatorios/tortura, ejecución y desaparecimiento de cuerpos de los detenidos.
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Los miembros de la Brigada Lautaro provenían de las cuatro ramas de las FFAA, además de contar con algunos agentes civiles, su conformación era mayoritariamente de sub oficiales, El hecho de que en esta brigada existían a lo menos siete agentes provenientes de la Armada, deja de claro que la institución miente, cuando declaró, el retiró de todo su personal de la DINA, en 1975.
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Otra de las características de la brigada Lautaro, es que contaba con un gran número de mujeres, las que como se ha ido descubriendo, se caracterizaban por su frialdad y crueldad ante los crímenes. Varias de ellas, por sus conocimientos de medicina y enfermería, cooperaban en los experimentos que se ejecutaban en un laboratorio químico, en la casa de Michael Townley, en Lo Curro. Townley asistía constantemente al cuartel de Calle Simón Bolívar, para experimentar con los detenidos, el gas sarín que fabricaba el químico Eugenio Berríos.
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La información que se ha rescatado hasta agosto 2007, aparece después de la investigación del caso “calle conferencia” llevada a cabo por el Juez Víctor Montiglio, quien ha logrado establecer los hechos, que liquidaron a la dirección del Partido Comunista en 1976,
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Entre las víctimas se encuentran, el secretario general del PC en la clandestinidad, Víctor Manuel Díaz López, además de Bernardo Araya Zuleta, María Olga Flores Barraza, Mario Zamorano Donoso, Onofre Jorge Muñoz Poutays, Uldarico Donaire Cortés, Jaime Patricio Donato Avendaño, Elisa Escobar Cepeda, Lenin Adán Díaz Silva, Eliana Espinoza Fernández y Marta Lidia Ugarte Román.
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Hasta hoy se ha establecido, que Víctor Manuel Díaz López, fue detenido la madrugada del 12 de mayo de 1976, en la casa ubicada en calle Bello Horizonte Nº 979, de la Comuna de Las Condes. Días después de la detención de varios dirigentes del PC en el operativo conocido como la “Ratonera” en Calle Conferencia No 1587.
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Víctor Díaz, fue llevado al centro de torturas de Villa Grimaldi, y posteriormente trasladado a “Casa de Piedra”, otro centro de torturas de la DINA ubicado en el Cajón del Maipo, lugar donde es sabido que Augusto Pinochet habría visitado a Víctor Díaz y a otros dirigentes PC ahí detenidos.
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A principios de 1977, Manuel Contreras le da la orden a Juan Morales Salgado, de eliminar a Víctor Díaz, y en cumplimiento de esa orden, los agentes Sergio Escalona Acuña y Bernardo Daza Navarro, sacan a Díaz de una celda y le amarraron una bolsa plástica en la cabeza asfixiándolo, mientras la teniente (enfermera) de ejército Gladys de las Mercedes Calderón Carreño le inyectaba cianuro. Posteriormente procedieron a introducir el cuerpo en bolsas plásticas, atarlo y adosarle un trozo de riel e introducirlo en sacos.
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El cuerpo fue trasladado en un vehículo, hasta el regimiento del Ejército en Peldehue, donde tenían a otros ejecutados, trasladados desde Villa Grimaldi y atados de la misma forma que Víctor Díaz. Cargaron los cuerpos en el helicóptero Puma, del Comando de Aviación del Ejército y partieron con rumbo a la Quinta Región para lanzar los cuerpos al mar.


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Del sarín al cianuro

La forma de exterminio fue variada. Veamos el caso de Víctor Díaz: primero, los infantes de Marina Sergio Escalona Acuña y Bernardo Daza Navarro le amarraron una bolsa plástica en la cabeza para asfixiarlo, mientras una teniente de Ejército, Gladys Calderón Carreño, le inyectaba cianuro en las venas para acelerar su muerte.
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Otros murieron bajo los efectos del gas sarín. Un hecho que se ignoraba, puesto que las víctimas de esta macabra técnica de la DINA se contaban, hasta ahora, con los dedos de una mano.
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El mismo Michael Townley, responsable del laboratorio químico que el sindicato criminal de Contreras armó en 1976 en una casa de Lo Curro, estuvo en el cuartel de Simón Bolívar ensayando con sarín fabricado por el químico Eugenio Berríos; ahora se sabe, para también matar comunistas. Según confesó uno de los ex agentes al juez Montiglio, un día tuvieron que sacar de ahí a Townley “porque resultó afectado por el gas”.
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Otros testimonios hablan asimismo de prisioneros asesinados a golpes o con refinadas formas de tortura. Las órdenes de exterminio emanaban directamente de Contreras, jefe operativo de la DINA, y eran transmitidas a Morales Salgado, entonces su leal subordinado y ahora uno de los que comenzó a aportar información del caso.
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En la investigación hay antecedentes que, inequívocamente, permiten concluir que cada uno de estos crímenes, fue perpetrado con el conocimiento y la anuencia de Augusto Pinochet. Fue el mismísimo dictador, el que decidió la suerte, de las víctimas de Simón Bolívar, convertido en un cuartel altamente selectivo.
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Pinochet, señalan los testimonios, siempre estuvo interesado personalmente en el destino final de los líderes comunistas. Tanto así que, según relató el agente Ricardo Lawrence, visitó personalmente a Víctor Díaz cuando éste estuvo detenido en la Casa de Piedra en el Cajón del Maipo, antes de ser trasladado al cuartel de La Reina.
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Del Puma al mar

Uno de los procesados es el ex comandante del Comando de Aviación del Ejército (CAE) coronel (R) Carlos Mardones Díaz. La razón, que recién ahora sale a la luz, es que los cargamentos con los cuerpos de los prisioneros asesinados que salieron del cuartel de Simón Bolívar, tuvieron como su siguiente destino, los helicópteros Puma del CAE, que solían operar desde los terrenos de campaña, que el Ejército tenía en la zona de Peldehue, al norte de Santiago.
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La “preparación” para este último viaje fue la misma que la DINA utilizó cada vez que hizo desaparecer los cadáveres. Los envolvieron con sacos paperos, les amarraron con alambre un trozo de riel al cuerpo, volvieron a ponerlos en sacos –que ataron con más alambre y los transportaron en camionetas hasta el lugar donde esperaba el helicóptero. Éstos despegaban con su carga macabra, enfilaban hacia la costa de la V Región y se internaban mar adentro para soltar su carga. Así desaparecieron Díaz y el resto de sus compañeros.
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Otro de los procesados es el ex piloto de los Puma brigadier (R) Antonio Palomo Contreras, uno de los que condujo los vuelos de la muerte. Soberbio y arrogante, Palomo era el piloto preferido de Pinochet y por largo tiempo condujo el Puma destinado a su uso personal. El 15 de septiembre, Palomo recibió de Pinochet la misión de trasladar en helicóptero, al general Carlos Prats hasta la frontera con Argentina, cuando el recién instalado dictador mandó a su antecesor al exilio, antes de ordenar su muerte. También piloteó el Puma de la Caravana de la Muerte, al igual que Luis Felipe Polanco, otro de los procesados.

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