26 de julio de 2011

Libertad para Recaredo A. Gálvez Carrasco, dirigente estudiantil de la FEC


Palabras de Recaredo Gálvez, desde la cárcel El Manzano de Concepción


Compañeras y compañeros:
   En el paso de nuestras vidas nos enfrentamos a múltiples desafíos que nos hacen valorar y comprender cuál es el verdadero motivo de nuestro andar por estos caminos.
Es doloroso ver cómo las luchas justas que se asumen dentro de estos desafíos de la vida se criminalizan y sobre todo se combaten por quienes desean mantener el poder que siempre han tenido. Ellos usarán cualquier método, desde la mentira hasta la más absoluta violencia, para evitar que construyamos la Sociedad Nueva que necesitamos y merecemos.
Nuestra lucha es justa y siempre lo será. Hoy no debemos desconcentrarnos y debemos seguir luchando. Si debo pagar por las mentiras de algunos, tengan presente que no me sentiré solo y sé que ustedes, compañeras y compañeros, continuarán creyendo las ideas que siempre busqué hacer palabra y acción.
El actual momento que atraviesa nuestro país es una oportunidad que no debemos perder para unificar las causas de nuestro descontento; sabemos que tenemos todas las herramientas para avanzar cada vez más firme hacia el amanecer esperado. No desperdiciemos las palabras, no dudemos en seguir saliendo a las calles a gritar nuestra rabia y, por sobre todo, no dejemos de organizarnos. Es el poder colectivo el único capaz de romper la opresión.

Fui detenido luego de la marcha y duramente golpeado al interior del bus de carabineros, hasta perder la conciencia. Desperté, sentado y esposado y con burlas en mis oídos. No supe el motivo de mi detención, sino en la Comisaría, varias horas después.
Cuando estuve en el Hospital, el médico de guarda increpó a Carabineros por la gravedad de los golpes sufridos en mi cabeza. Él ordenó que se me hiciera escáner y toma de rayos X, todo ello esposado, por orden de los uniformados y acompañado por un subteniente de Carabineros. (Las esposas eran de propiedad suya). La preocupación de Carabineros se hizo evidente y trataron de sacarme rápidamente del Hospital. Un carabinero volvió acompañado de un médico distinto, sin identificación, quien se burló de la lucha estudiantil y dijo que lo mío no era nada y me recetó unos anti inflamatorios. Carabineros intentó que firmara una declaración del motivo de mi detención que se me indicó después de horas y en ese momento se me dijo que por atentado contra carabineros. No supe el resultado de mis exámenes.
Maltrecho como estaba se me hizo esperar largamente en la Comisaría y recién se me leyeron mis derechos. Se me preguntó recién de qué color era mi ropa, mientras un Carabinero iba diciendo las respuestas por teléfono y se me presionó para que declarara que usaba una capucha negra. Curiosamente en la posterior declaración del oficial que dice ser objeto de agresión por mi parte, dice textualmente lo que el Carabinero hablaba por teléfono en dicha ocasión.
Se indica además, detalladamente, que lancé al oficial una bomba Molotov, lo que es enteramente falso, pues jamás lancé tal objeto. En mi mochila “aparecieron” dos botellas de néctar, pero que no contienen restos de nada. En mi mochila no encontraron nada, porque no había nada. En mis manos no hay restos de sustancias incendiarias, porque jamás transporté ni lancé nada.
Si Carabineros mintió en un comienzo, ¿qué puedo esperar para el futuro de mi juicio?
Cómo no pensar que Carabineros decidió todo esto, es decir, mi caso, sobre la base de mis responsabilidades como dirigente universitario. Cómo no pensar en un ataque a los dirigentes identificados por ellos como los más entregados en pos del movimiento estudiantil. Cómo explicar la brutal golpiza a la que fui sometido y la sucia mentira que han organizado.
Lo que han hecho no es más que una forma burda de ocultar la desmedida fuerza represiva que está utilizando Carabineros, respaldados por el Gobierno, en contra de todo el Pueblo de Chile. Y en este camino de la vergüenza policial han decidido que soy responsable de homicidio frustrado. Las falta de pruebas en mi contra les caerá como una piedra en sus caras y la justicia les dará el castigo que merecen por mentir y tenerme preso.
La jueza, por su parte, decidió que debo estar en prisión por ser un peligro para la sociedad. Parece que hoy es ser un ser humano peligroso ser capaz de defender causas justas mediante la organización colectiva y transparente. Es un peligro para esta sociedad opresora que nosotros abramos los ojos y seamos capaces de para la Educación, las poblaciones, los centros de trabajo. Parece que siempre será un peligro que los estudiantes develemos nuestra injusta y mala educación y luchemos por su cambio, que los trabajadores detengan sus trabajos por sueldos dignos y trato justo; que los pobladores se cansen de las migajas, injusticias y exijan una vivienda digna. Es un peligro para esta sociedad opresora que la educación, el trabajo, la salud, y la vivienda sean dignas y para todos. Es peligroso para la sociedad organizada por unos pocos que muchos pretenden crean un mundo nuevo.
Desde niño aprendí que es peligroso decir siempre lo que pienso y es más peligroso aún motivas a otros para que también lo hagan. Aprendí que para triunfar lo mejor es demostrar claramente lo insuficiente de este mundo opresor, ganando mediante el debate y la democracia directa.
Hoy, el sistema me demuestra una vez más lo peligroso que soy y lo hace de forma más violenta, con golpes, mentiras y cárcel, privándome de la gente y del Pueblo que me da fuerzas.
Pero no estoy inquieto ni tengo temor porque sé que soy solo uno más, sé que fuera de estos barrotes hay cientos mejores que yo, así como algunos acá adentro.
Sé que hoy mi nombre ha pretendido ser embarrado, pero las ideas que me hacen hombre libre no se alejarán de mi convicción cada vez más grande de luchar por un mundo mejor.
Compañeras y compañeros, amigos y amigas, hoy más que nunca en todo momento y en todo lugar, en cada sueño y en cada realidad.
SOLO LA LUCHA NOS HARÁ LIBRES.
RECA.

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