28 de octubre de 2017

28 de Octubre 2017. Raúl y Cecilia ¡Presentes!

Dos figuras humanas bajan corriendo por un cerro. Una de ellas se llama Tamara. Corre. Corre como huyendo de algo horrendo, pero cargando en la mirada la serenidad del futuro. Tamara es socióloga de la Universidad de Chile, tiene treinta años, el pelo lacio y castaño y cuando se ríe parece que la alegría se le abre por toda la cara. Pero hoy no va riendo mientras corre. A su lado la acompaña en carrera un hombre de facciones redondas y hondos ojos grandes. Es José Miguel, aquel que años atrás viajó a Cuba con la intención de estudiar Medicina. Pero no terminó su carrera, ya que el día en que un oficial de la isla invitó a los estudiantes a unirse a la Escuela de Instrucción Militar Camilo Cienfuegos, no lo dudó. De los treinta estudiantes que dieron un paso adelante, sólo cinco se graduaron de fusileros, entre ellos el joven José Miguel                                
Es el 27 de octubre de 1988 y Tamara y José Miguel llevan a sus espaldas un enorme contingente policial. Corren. Corren tomados de las manos y los perseguidores parecen estar tan cerca que el aliento enemigo les entibia el cuello.
Cerca del río Tinguiririca, ni Tamara ni José Miguel van cansados. Hace diez minutos que emprendieron cerro abajo, por el patio trasero de la casa en la que se ocultaban de aquella persecución que se extiende desde el 21 de octubre, cuando junto con otros militantes del Frente Autónomo asaltaron el retén de Carabineros de Los Queñes, como parte del camino emprendido hacia a la “Guerra Patriótica Nacional”, campaña en pro de la liberación total del país. 

Lo que no esperaban los jóvenes, era la muerte de un carabinero en el asalto y el impresionante despliegue que se abrió tras los pasos del puñado de caras envestidas de pañoletas.
Ni ella ni él debían haber estado corriendo la mañana del 27 de octubre.
 En calidad de jefes, el asalto al pueblo de Los Queñes convenía ser ejecutado por otros combatientes. Pero José Miguel y Tamara quisieron empuñar las armas y no quedarse sólo en la logística.
Cuanto más grande significa la palabra amor en los rostros de aquellos que aman no sólo de boca a boca, sino también de mano a mano, de puño a puño, de otro a otro. Corren y es por eso, porque hace mucho decidieron que sus vidas les pertenecen a los que no pueden correr.

El lecho del río

El 28 de octubre de 1988, día en que José Miguel cumple 28 años, la comandante Tamara se transforma en Cecilia Magni, cuando identifican el cuerpo femenino que bordea la rivera del Río Tinguiririca. Dos días después, Raúl Pellegrin, el hombre detrás del comandante José Miguel, es encontrado con la mirada blanca del agua. Tal como Cecilia, Raúl lleva la cara mustia de la muerte y el cuerpo destrozado por los golpes que les propinaron a ambos el día en que no pudieron seguir corriendo, el día en que tumbaron a ese hombre y a esa mujer que llenaron la historia de este territorio de Dignidad y valor.
Los 59 carabineros que participaron en el asesinato de Cecilia Magni y Raúl Pellegin sabían perfectamente que ese hombre y esa mujer  eran Tamara y José Miguel. “Bigote”, otro importante comandante del Frente los había delatado, trazando frente a los ojos enemigos el camino que serpentearía la pareja.

Hoy 28 de Octubre del 2017 a 19 años del asesinato de nuestros hermanos la historia nos sigue diciendo que tenían la razón.
Cuantos debimos haber estado realizando tomas de cuarteles policiales, territorios  y asumiendo la lucha real y concreta, esa que no cabe en los grandes discursos.
Cuantos debíamos haber empuñado las armas contra la traición de tantos y tantas que hoy ocupan espacios de gobiernos, que se acomodaron en la “alegría” y que siguen mintiendo en los territorios llenando nuestras calles de basura electoralista  de “izquierda”. M
 Hermanos la lucha, la valentía , el honor y la honestidad llevan vuestros nombres y están acá incrustados en nuestras vidas y en nuestra historia,. Traspasaron banderas y orgánicas que nada tienen hoy que ver con vuestra lucha.

Estamos en pie de lucha con el ejemplo que Tamara y Raúl  y tanto hermanos y hermanas dejaron en esta historia que no olvidaremos y que seguirá Hasta Vencer
        
                                       

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