El Frente Patriótico Manuel Rodríguez cumple 30 años de vida este 14 de diciembre.
Una historia de lucha que forma parte de los procesos sociales en su resistencia a las injusticias y la represión que son intrínsecas a este sistema capitalista que nos han impuesto a sangre y fuego desde que llegaron al continente los invasores europeos.
Somos parte del movimiento popular y sus luchas heroicas y ancestrales, las cuales están en nuestra memoria y aprendizaje como parte de nuestro legado, de nuestras opciones y del pensamiento que se encarna en nuestros pueblos originarios desde las luchas de resistencia a la masacre de millones y al despojo del territorio.
Surgimos para construirnos como brazo armado del pueblo en su lucha valiente y decidida en contra de una dictadura fascista, asesina y servil a los intereses del imperialismo norteamericano y todo lo que representa.
Una dictadura militar de los ricos y sus intereses económicos, que impusieron por medio de masacres, tortura, exilio, encarcelamientos masivos, desapariciones y ejecuciones selectivas por parte de los organismos de seguridad del Estado chileno.
Un modelo que requiere la sobre-explotación de la fuerza de trabajo, esclavitud moderna y dependencia de los trabajadores por el endeudamiento con el sistema bancario y financiero usurero, despojo de los derechos sociales alcanzados por décadas de luchas impulsadas por el pueblo y sus organizaciones.
Nos declaramos antiimperialistas e internacionalistas, guevaristas, insurgentes, libertarios, rodriguistas, como expresión práctica consecuente en la lucha de clases de los pueblos del continente.
Muchos compañeros se han entregado a la lucha internacionalista en diversos procesos sociales, desde la Nicaragua sandinista hasta la Colombia insurgente.
Ese es el espíritu y la conciencia motriz de nuestras luchas y de nuestras opciones como militantes activos de la resistencia de los pueblos.
Como rodriguistas, a lo largo de nuestra corta historia si la vemos desde el movimiento social, estamos ciertos que somos parte de un acumulado de lucha que tiene momentos ofensivos y también de derrotas y reflujos.
Las razones que nos dieron vida como organización armada del pueblo siguen absolutamente vigentes y legítimas, por lo que continuaremos nuestra lucha en todas sus formas.
Tenemos sí el deber de aprender de nuestras experiencias y rectificar profundamente los errores que nos han alejado de aportar y formar parte eficaz y sostenida a la lucha de los diversos sectores sociales, así como la del pueblo mapuche, a quienes estos gobiernos concertacionistas junto a la derecha parlamentaria los han cercado con un Estado de Sitio permanente en su territorio, aplicando leyes dictatoriales para encarcelarlos, asesinando a sus activos luchadores, despojándolos de sus territorios para traspasarlos a empresas de grupos económicos privados y transnacionales, que roban no sólo los recursos naturales en territorio ancestral, sino que lo transforman en su negocio privado y rentable para venderlo como un servicio de agua, electridad y gas que hay que pagar al precio más caro del mundo, de igual modo como la educación y la salud, derechos sociales que durante el gobierno de Salvador Allende eran gratuitos.
Una gran lección para nuestros pueblos y sus aspiraciones fue no haber sido capaces de construir una fuerza social con capacidad de defender sus conquistas.
No tuvimos el tiempo suficiente y tampoco la maduración de la voluntad política de las organizaciones de la izquierda para organizar una defensa del proceso popular a comienzos de los 70.
A la vez de no asumir en profundidad que las FFAA de los Estados nacionales no estarán jamás del lado de los intereses y las luchas de los trabajadores y de los pobres, siendo fuerzas represivas y corruptas que dependiendo de los momentos históricos tendrán distintas formas e intensidad para actuar en contra de las conquistas populares.
Rescatamos el acumulado de lucha antidictatorial del pueblo y sus organizaciones.
En ese contexto histórico, reivindicamos los 25 años que se cumplieron desde que el Frente Patriótico Manuel Rodríguez se autonomizó del PC y con propia identidad asume una clara opción de construir la resistencia del pueblo por otro camino radicalmente opuesto al plebiscito del año 88, pactado por las cúpulas de los partidos políticos desde la derecha hasta el Partido Comunista, luego del lamentable fallido atentado al tirano el año 86 y en medio de las grandes protestas populares.
Este pacto que no hizo más que desmovilizar al movimiento popular que avanzaba en organización y en preparación de todas las formas de lucha en la protesta social al capitalismo y sus políticas neoliberales de saqueo y represión.
La irrupción armada de combatientes del FPMR en cuatro poblados rurales en octubre del año 1988, en el mismo mes del Plebiscito y a días del asesinato de Jecar Neghme, dirigente mirista del Movimiento Democrático Popular, sería un punto de inflexión en nuestra historia rodriguista.
Será en una de estas cuatro operaciones guerrilleras en donde nuestros hermanos comandantes del Frente, Raúl Pellegrin y Cecilia Magni, son capturados y asesinados por Fuerzas especiales de Carabineros y del ejército.
Importante recordar que sería el comandante Rodrigo quien impulsó la creación de los referentes sociales, impulsando la Juventud Patriótica, las Asambleas del Pueblo Intransigente, organizaciones de derechos humanos. Así como Tamara haría lo propio con las milicias rodriguistas.
Ellos son el legado consecuente de verdaderos dirigentes revolucionarios y ejemplo para una generación de rodriguistas que han sido encarcelados y asesinados por los gobiernos concertacionistas y que se integraron a las filas del FPMR a esta historia independiente por principios de los 90. Honor y gloria para todos ellos.
Al asumir la administración del Estado chileno los gobiernos de la Concertación lograron imponer su agenda del gran acuerdo nacional con la derecha fascista.
Es bajo este macro acuerdo cómo se enfrentaron juicios a las violaciones a los derechos humanos y el anhelo del pueblo por la justicia: un informe Retting que cuenta verdades a medias y que no ha logrado hasta el día de hoy resolver siquiera la verdad del destino de los cuerpos de más de mil detenidos desaparecidos.
Se encarcelaron y juzgaron sólo a algunos militares involucrados en crímenes, tortura y desapariciones, mientras la mayoría continúa en la impunidad.
Se limpió a políticos de derecha de sus responsabilidades en los crímenes de la dictadura y están hasta hoy en el parlamento.
Se instauró legalmente el soplonaje, testigos sin rostro y la delación compensada para neutralizar y destruir a las organizaciones que siguen luchando.
Se creó la Oficina de Seguridad Pública que ha ido evolucionando con sus mismos fundamentos y objetivos dentro del Estado Policial y hoy se llama ANI.
Se construyó la Cárcel de Alta Seguridad que se inauguró con los prisioneros políticos de los cuatro primeros años del gobierno de Aylwin. Un centenar de militantes rodriguistas, lautaristas, miristas, anarquistas y libertarios, así como comuneros mapuches han sido asesinados y encarcelados en estos 23 años de democracia protegida y policial de la Concertación y la derecha.
Justicia para los criminales de nuestros hermanos Alex Muñoz y Fabián López, crimen decidido por el ministerio del Interior durante el Gobierno de Aylwin y ejecutado por el Gope de Carabineros, siendo transmitido en vivo y directo por la televisión, con declaraciones de Rodolfo Stange, quien decía que este hecho sirviera de escarmiento.
Hemos enfrentado además una crisis que también fue el resultado de errores de nuestra propia organización en su concepción de cómo construíamos nuestras fuerzas y nuestras propias dinámicas para la revolución social, en el sentido de intentar mantener un ritmo y un tipo de accionar ofensivo que hizo casi imposible construirnos y consolidarnos como fuerza político-militar en medio del cerco represivo del Estado chileno.
En los primeros años de los 90 intentamos profundizar nuestro accionar operativo ofensivo, a pesar de que la gran mayoría de nuestras fuerzas estaban detectadas y encuadradas por la inteligencia del Estado. Nuestra concepción militar y nuestra mentalidad distorsionó el rol de las milicias rodriguistas como espacios de organización social y se fueron transformando en grupos operativos.
Nuestra visión de construcción política era cortoplacista y aparatista, en donde más allá de la voluntad de lucha, primaba aún la concepción de aparato del partido Comunista y de los frentes sociales dirigidos por el partido, visión que potenció nuestro sectarismo, vanguardismo y otras deformaciones de esa cosmovisión que marcó un ciclo histórico en el mundo del siglo XX.
En ese marco interno desarrollamos el plan político Lucha Patriótica por la Dignidad Nacional y la campaña Impunidad Jamás, con un movimiento social que contaba con un activo contingente movilizado que clamaba por la liberación inmediata de los presos políticos y por verdadera justicia a los genocidas de la dictadura pinochetista.
En ese contexto el FPMR ajusticia a los asesinos y responsables de las violaciones a los DDHH en dictadura, como lo fueron Fuentes Morrison, Jaime Guzman y Arturo Fontaine, entre otros represores.
Dicha política y campaña fue decidida por la Dirección Nacional e implementada por las diversas estructuras de la organización dentro del trabajo patriótico en los llamados referentes públicos, el trabajo territorial, estudiantil, sindical y de derechos humanos. Hicieron lo suyo también las unidades de propaganda, las milicias rodriguistas y los comandos urbanos.
El Rodriguista en su edición de marzo del año 91, poco tiempo antes del ajusticiamiento a Jaime Guzmán, publicaría las fotografías de los criminales civiles y militares de la dictadura.
Los gobiernos de la Concertación propiciaron la inserción al sistema de los militantes de la izquierda mediante un proceso de descomposición moral y derrota de la voluntad de lucha, que se expresa en acomodamientos, legalizaciones y en algunos casos, traición.
Todo esto mientras se fortalecía la inteligencia de las fuerzas policiales para el control y la desarticulación política, militar y social del pueblo.
No es casual que ex dirigentes y ex militantes del FPMR que se ven enfrentados a procesos judiciales renieguen de sus responsabilidades políticas y mientan para acomodar la historia de la organización a sus propios intereses personales de legalizaciones e incorporación al proyecto de la concertacionista hoy Nueva Mayoría.
No sienten vergüenza ante aquellos que bajo sus orientaciones y mando cayeron muertos, presos o son perseguidos políticos. Incluso algunos aparecen defendiendo a quienes hasta hace algunos años denunciaban como informantes del ministerio de Interior, como parte de la Oficina de Seguridad, cuyo jefe en la época era el hoy diputado Marcelo Schilling.
Denunciamos a la vez una oscura campaña en marcha auspiciada por los ex voceros de la claudicación, junto a ex miembros de la Oficina de Seguridad, en contra de nuestros hermanos de lucha Lorena Astorga y Mauricio Hernández, combatientes del FPMR que en medio de la clandestinidad y la prisión han permanecido en pie con las luchas de resistencia de los pueblos continentales.
Mauricio Hernández, Ramiro, preso en Brasil desde hace 11 años bajo un régimen de aislamiento y violatorio de todos sus derechos al mejor estilo de Guantánamo.
Repudiamos la actitud denigrante y servil de aquellos que hoy aparecen al alero de Marcelo Shilling, Oscar Carpentier o Isidro Solís, casualmente testigos de buena fe en el proceso de defensa de Enrique Villanueva, para prestarse al juego del poder y sus operaciones de contrainteligencia justo en tiempos de ascenso de las luchas sociales en el país y de consolidación de la unidad entre nuestra organización y los hermanos del MIR-EGP.
No olvidamos el rol de estos siniestros personajes de la Concertación en la masacre de la fallida fuga de la Penitenciaria el 10 de octubre del año 92, en donde un puñado de rodriguistas logra escapar a la calle del penal. Al fracasar su huida son recapturados para ser asesinados con 13 y 14 balas en el cuerpo de cada uno y en esta condición rematados con un disparo en la cabeza.
Pedro Ortiz, Mauricio Gómez y José Miguel Martínez, hasta la victoria siempre. Grande e irreductible es la diferencia de opciones políticas y valóricas entre aquellos que reniegan y mienten, estando comprometidos en la institucionalidad del actual Estado y gobiernos chilenos, respecto de los que estamos en la opción de continuar la lucha político y militar del FPMR en contra del capitalismo depredador transnacional, la oligarquía y su Estado Policial.
Reafirmamos que no hay razón de peso alguna que la historia viva de nuestra lucha de clases y la realidad que vive nuestro pueblo y los pueblos originarios hagan pensar que el camino que tomó el FPMR al nacer como organización revolucionaria en plena dictadura militar hoy no obligue moral y políticamente a que sigamos en pie de lucha y construyendo la resistencia en todas sus formas.
Exigimos honor y respeto a todos nuestros hermanos caídos en esta lucha de pueblos junto a otros hermanos de caminos y organizaciones populares.
Su memoria nos repotencia los esfuerzos para luchar mejor y cuidar nuestros acumulados y nuestra reconstrucción.
Desde los pobres, los explotados, los pueblos originarios, los excluidos del derecho a vivir digna y libremente, a tener salud, educación, arte, tierra, cultura popular, no hay más alternativa que resistir y luchar radicalmente para rescatar a nuestro mundo a tiempo de la mortal barbarie transnacional del capitalismo.
No habrá posibilidad de resistir y cambiar nuestras realidades si no es en una condición de lucha, coordinación y ofensiva de todos nuestros pueblos organizados.
El rodriguismo que hay que unificar para la lucha presente y futura está marchando en este camino de refundación revolucionaria junto a otras organizaciones continentales. Allá aquellos que sigan sobreviviendo desde la comodidad de su reciclaje de hazañas pasadas para intentar reivindicarse ante el pueblo organizado.
El FPMR en el marco de su 30 aniversario recuerda y reivindica el ejemplo de responsabilidad política y combatiente de Mauricio Cancino y Juan Fuentes, asesinados por fuerzas de Carabineros en el contexto del aniversario de nuestra organización el año 91, en medio de una acción miliciana en Cerro Navia organizada por diversas organizaciones populares. Ellos protegieron la retirada de los pobladores en esa acción y se enfrentaron con la fuerza policial hasta vencer o morir.
A 30 años de nuestra existencia, nuestro homenaje a todos los caídos en esta larga marcha popular y nuestro compromiso de seguir en pie de resistencia en todas sus formas de lucha.
¡¡CONSTRUYENDO FUERZA Y UNIDAD CONTINENTAL,
HASTA VENCER O MORIR!!
FPMR
Diciembre, 2013.
fuente:cedema.org
Una historia de lucha que forma parte de los procesos sociales en su resistencia a las injusticias y la represión que son intrínsecas a este sistema capitalista que nos han impuesto a sangre y fuego desde que llegaron al continente los invasores europeos.
Somos parte del movimiento popular y sus luchas heroicas y ancestrales, las cuales están en nuestra memoria y aprendizaje como parte de nuestro legado, de nuestras opciones y del pensamiento que se encarna en nuestros pueblos originarios desde las luchas de resistencia a la masacre de millones y al despojo del territorio.
Surgimos para construirnos como brazo armado del pueblo en su lucha valiente y decidida en contra de una dictadura fascista, asesina y servil a los intereses del imperialismo norteamericano y todo lo que representa.
Una dictadura militar de los ricos y sus intereses económicos, que impusieron por medio de masacres, tortura, exilio, encarcelamientos masivos, desapariciones y ejecuciones selectivas por parte de los organismos de seguridad del Estado chileno.
Un modelo que requiere la sobre-explotación de la fuerza de trabajo, esclavitud moderna y dependencia de los trabajadores por el endeudamiento con el sistema bancario y financiero usurero, despojo de los derechos sociales alcanzados por décadas de luchas impulsadas por el pueblo y sus organizaciones.
Nos declaramos antiimperialistas e internacionalistas, guevaristas, insurgentes, libertarios, rodriguistas, como expresión práctica consecuente en la lucha de clases de los pueblos del continente.
Muchos compañeros se han entregado a la lucha internacionalista en diversos procesos sociales, desde la Nicaragua sandinista hasta la Colombia insurgente.
Ese es el espíritu y la conciencia motriz de nuestras luchas y de nuestras opciones como militantes activos de la resistencia de los pueblos.
Como rodriguistas, a lo largo de nuestra corta historia si la vemos desde el movimiento social, estamos ciertos que somos parte de un acumulado de lucha que tiene momentos ofensivos y también de derrotas y reflujos.
Las razones que nos dieron vida como organización armada del pueblo siguen absolutamente vigentes y legítimas, por lo que continuaremos nuestra lucha en todas sus formas.
Tenemos sí el deber de aprender de nuestras experiencias y rectificar profundamente los errores que nos han alejado de aportar y formar parte eficaz y sostenida a la lucha de los diversos sectores sociales, así como la del pueblo mapuche, a quienes estos gobiernos concertacionistas junto a la derecha parlamentaria los han cercado con un Estado de Sitio permanente en su territorio, aplicando leyes dictatoriales para encarcelarlos, asesinando a sus activos luchadores, despojándolos de sus territorios para traspasarlos a empresas de grupos económicos privados y transnacionales, que roban no sólo los recursos naturales en territorio ancestral, sino que lo transforman en su negocio privado y rentable para venderlo como un servicio de agua, electridad y gas que hay que pagar al precio más caro del mundo, de igual modo como la educación y la salud, derechos sociales que durante el gobierno de Salvador Allende eran gratuitos.
Una gran lección para nuestros pueblos y sus aspiraciones fue no haber sido capaces de construir una fuerza social con capacidad de defender sus conquistas.
No tuvimos el tiempo suficiente y tampoco la maduración de la voluntad política de las organizaciones de la izquierda para organizar una defensa del proceso popular a comienzos de los 70.
A la vez de no asumir en profundidad que las FFAA de los Estados nacionales no estarán jamás del lado de los intereses y las luchas de los trabajadores y de los pobres, siendo fuerzas represivas y corruptas que dependiendo de los momentos históricos tendrán distintas formas e intensidad para actuar en contra de las conquistas populares.
Rescatamos el acumulado de lucha antidictatorial del pueblo y sus organizaciones.
En ese contexto histórico, reivindicamos los 25 años que se cumplieron desde que el Frente Patriótico Manuel Rodríguez se autonomizó del PC y con propia identidad asume una clara opción de construir la resistencia del pueblo por otro camino radicalmente opuesto al plebiscito del año 88, pactado por las cúpulas de los partidos políticos desde la derecha hasta el Partido Comunista, luego del lamentable fallido atentado al tirano el año 86 y en medio de las grandes protestas populares.
Este pacto que no hizo más que desmovilizar al movimiento popular que avanzaba en organización y en preparación de todas las formas de lucha en la protesta social al capitalismo y sus políticas neoliberales de saqueo y represión.
La irrupción armada de combatientes del FPMR en cuatro poblados rurales en octubre del año 1988, en el mismo mes del Plebiscito y a días del asesinato de Jecar Neghme, dirigente mirista del Movimiento Democrático Popular, sería un punto de inflexión en nuestra historia rodriguista.
Será en una de estas cuatro operaciones guerrilleras en donde nuestros hermanos comandantes del Frente, Raúl Pellegrin y Cecilia Magni, son capturados y asesinados por Fuerzas especiales de Carabineros y del ejército.
Importante recordar que sería el comandante Rodrigo quien impulsó la creación de los referentes sociales, impulsando la Juventud Patriótica, las Asambleas del Pueblo Intransigente, organizaciones de derechos humanos. Así como Tamara haría lo propio con las milicias rodriguistas.
Ellos son el legado consecuente de verdaderos dirigentes revolucionarios y ejemplo para una generación de rodriguistas que han sido encarcelados y asesinados por los gobiernos concertacionistas y que se integraron a las filas del FPMR a esta historia independiente por principios de los 90. Honor y gloria para todos ellos.
Al asumir la administración del Estado chileno los gobiernos de la Concertación lograron imponer su agenda del gran acuerdo nacional con la derecha fascista.
Es bajo este macro acuerdo cómo se enfrentaron juicios a las violaciones a los derechos humanos y el anhelo del pueblo por la justicia: un informe Retting que cuenta verdades a medias y que no ha logrado hasta el día de hoy resolver siquiera la verdad del destino de los cuerpos de más de mil detenidos desaparecidos.
Se encarcelaron y juzgaron sólo a algunos militares involucrados en crímenes, tortura y desapariciones, mientras la mayoría continúa en la impunidad.
Se limpió a políticos de derecha de sus responsabilidades en los crímenes de la dictadura y están hasta hoy en el parlamento.
Se instauró legalmente el soplonaje, testigos sin rostro y la delación compensada para neutralizar y destruir a las organizaciones que siguen luchando.
Se creó la Oficina de Seguridad Pública que ha ido evolucionando con sus mismos fundamentos y objetivos dentro del Estado Policial y hoy se llama ANI.
Se construyó la Cárcel de Alta Seguridad que se inauguró con los prisioneros políticos de los cuatro primeros años del gobierno de Aylwin. Un centenar de militantes rodriguistas, lautaristas, miristas, anarquistas y libertarios, así como comuneros mapuches han sido asesinados y encarcelados en estos 23 años de democracia protegida y policial de la Concertación y la derecha.
Justicia para los criminales de nuestros hermanos Alex Muñoz y Fabián López, crimen decidido por el ministerio del Interior durante el Gobierno de Aylwin y ejecutado por el Gope de Carabineros, siendo transmitido en vivo y directo por la televisión, con declaraciones de Rodolfo Stange, quien decía que este hecho sirviera de escarmiento.
Hemos enfrentado además una crisis que también fue el resultado de errores de nuestra propia organización en su concepción de cómo construíamos nuestras fuerzas y nuestras propias dinámicas para la revolución social, en el sentido de intentar mantener un ritmo y un tipo de accionar ofensivo que hizo casi imposible construirnos y consolidarnos como fuerza político-militar en medio del cerco represivo del Estado chileno.
En los primeros años de los 90 intentamos profundizar nuestro accionar operativo ofensivo, a pesar de que la gran mayoría de nuestras fuerzas estaban detectadas y encuadradas por la inteligencia del Estado. Nuestra concepción militar y nuestra mentalidad distorsionó el rol de las milicias rodriguistas como espacios de organización social y se fueron transformando en grupos operativos.
Nuestra visión de construcción política era cortoplacista y aparatista, en donde más allá de la voluntad de lucha, primaba aún la concepción de aparato del partido Comunista y de los frentes sociales dirigidos por el partido, visión que potenció nuestro sectarismo, vanguardismo y otras deformaciones de esa cosmovisión que marcó un ciclo histórico en el mundo del siglo XX.
En ese marco interno desarrollamos el plan político Lucha Patriótica por la Dignidad Nacional y la campaña Impunidad Jamás, con un movimiento social que contaba con un activo contingente movilizado que clamaba por la liberación inmediata de los presos políticos y por verdadera justicia a los genocidas de la dictadura pinochetista.
En ese contexto el FPMR ajusticia a los asesinos y responsables de las violaciones a los DDHH en dictadura, como lo fueron Fuentes Morrison, Jaime Guzman y Arturo Fontaine, entre otros represores.
Dicha política y campaña fue decidida por la Dirección Nacional e implementada por las diversas estructuras de la organización dentro del trabajo patriótico en los llamados referentes públicos, el trabajo territorial, estudiantil, sindical y de derechos humanos. Hicieron lo suyo también las unidades de propaganda, las milicias rodriguistas y los comandos urbanos.
El Rodriguista en su edición de marzo del año 91, poco tiempo antes del ajusticiamiento a Jaime Guzmán, publicaría las fotografías de los criminales civiles y militares de la dictadura.
Los gobiernos de la Concertación propiciaron la inserción al sistema de los militantes de la izquierda mediante un proceso de descomposición moral y derrota de la voluntad de lucha, que se expresa en acomodamientos, legalizaciones y en algunos casos, traición.
Todo esto mientras se fortalecía la inteligencia de las fuerzas policiales para el control y la desarticulación política, militar y social del pueblo.
No es casual que ex dirigentes y ex militantes del FPMR que se ven enfrentados a procesos judiciales renieguen de sus responsabilidades políticas y mientan para acomodar la historia de la organización a sus propios intereses personales de legalizaciones e incorporación al proyecto de la concertacionista hoy Nueva Mayoría.
No sienten vergüenza ante aquellos que bajo sus orientaciones y mando cayeron muertos, presos o son perseguidos políticos. Incluso algunos aparecen defendiendo a quienes hasta hace algunos años denunciaban como informantes del ministerio de Interior, como parte de la Oficina de Seguridad, cuyo jefe en la época era el hoy diputado Marcelo Schilling.
Denunciamos a la vez una oscura campaña en marcha auspiciada por los ex voceros de la claudicación, junto a ex miembros de la Oficina de Seguridad, en contra de nuestros hermanos de lucha Lorena Astorga y Mauricio Hernández, combatientes del FPMR que en medio de la clandestinidad y la prisión han permanecido en pie con las luchas de resistencia de los pueblos continentales.
Mauricio Hernández, Ramiro, preso en Brasil desde hace 11 años bajo un régimen de aislamiento y violatorio de todos sus derechos al mejor estilo de Guantánamo.
Repudiamos la actitud denigrante y servil de aquellos que hoy aparecen al alero de Marcelo Shilling, Oscar Carpentier o Isidro Solís, casualmente testigos de buena fe en el proceso de defensa de Enrique Villanueva, para prestarse al juego del poder y sus operaciones de contrainteligencia justo en tiempos de ascenso de las luchas sociales en el país y de consolidación de la unidad entre nuestra organización y los hermanos del MIR-EGP.
No olvidamos el rol de estos siniestros personajes de la Concertación en la masacre de la fallida fuga de la Penitenciaria el 10 de octubre del año 92, en donde un puñado de rodriguistas logra escapar a la calle del penal. Al fracasar su huida son recapturados para ser asesinados con 13 y 14 balas en el cuerpo de cada uno y en esta condición rematados con un disparo en la cabeza.
Pedro Ortiz, Mauricio Gómez y José Miguel Martínez, hasta la victoria siempre. Grande e irreductible es la diferencia de opciones políticas y valóricas entre aquellos que reniegan y mienten, estando comprometidos en la institucionalidad del actual Estado y gobiernos chilenos, respecto de los que estamos en la opción de continuar la lucha político y militar del FPMR en contra del capitalismo depredador transnacional, la oligarquía y su Estado Policial.
Reafirmamos que no hay razón de peso alguna que la historia viva de nuestra lucha de clases y la realidad que vive nuestro pueblo y los pueblos originarios hagan pensar que el camino que tomó el FPMR al nacer como organización revolucionaria en plena dictadura militar hoy no obligue moral y políticamente a que sigamos en pie de lucha y construyendo la resistencia en todas sus formas.
Exigimos honor y respeto a todos nuestros hermanos caídos en esta lucha de pueblos junto a otros hermanos de caminos y organizaciones populares.
Su memoria nos repotencia los esfuerzos para luchar mejor y cuidar nuestros acumulados y nuestra reconstrucción.
Desde los pobres, los explotados, los pueblos originarios, los excluidos del derecho a vivir digna y libremente, a tener salud, educación, arte, tierra, cultura popular, no hay más alternativa que resistir y luchar radicalmente para rescatar a nuestro mundo a tiempo de la mortal barbarie transnacional del capitalismo.
No habrá posibilidad de resistir y cambiar nuestras realidades si no es en una condición de lucha, coordinación y ofensiva de todos nuestros pueblos organizados.
El rodriguismo que hay que unificar para la lucha presente y futura está marchando en este camino de refundación revolucionaria junto a otras organizaciones continentales. Allá aquellos que sigan sobreviviendo desde la comodidad de su reciclaje de hazañas pasadas para intentar reivindicarse ante el pueblo organizado.
El FPMR en el marco de su 30 aniversario recuerda y reivindica el ejemplo de responsabilidad política y combatiente de Mauricio Cancino y Juan Fuentes, asesinados por fuerzas de Carabineros en el contexto del aniversario de nuestra organización el año 91, en medio de una acción miliciana en Cerro Navia organizada por diversas organizaciones populares. Ellos protegieron la retirada de los pobladores en esa acción y se enfrentaron con la fuerza policial hasta vencer o morir.
A 30 años de nuestra existencia, nuestro homenaje a todos los caídos en esta larga marcha popular y nuestro compromiso de seguir en pie de resistencia en todas sus formas de lucha.
¡¡CONSTRUYENDO FUERZA Y UNIDAD CONTINENTAL,
HASTA VENCER O MORIR!!
FPMR
Diciembre, 2013.
fuente:cedema.org
1 comentario:
bla bla bla bla cero aporte
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